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Comienza el ciclo de Cine Trashumante en Pompeya

Comienza el ciclo de Cine Trashumante en Pompeya

Comienza el ciclo de Cine Trashumante, organizado por la Dirección General de Promoción Cultural del MInisterio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires
La función es el sábado a las 18:30 horas en el Club Juventud y Armonía (Tabaré y Homero Manzi)  el cine llega al barrio de Nueva Pompeya. En el marco del Ciclo Trashumante se proyectará la película titulada “De Martes a Martes” del director Gustavo Triviño. ficha  técnica: De martes a martes (Argentina/2012) / Guión y dirección: Gustavo Triviño / Fotografía: Julián Apezteguía /Edición: Pablo Faro / Sonido: Fernando Soldevila / Música:Nicolás Mayer, Jonathan Tesei / Elenco: Alejandro Awada, Pablo Pinto, Malena Sánchez, Daniel Valenzuela, Jorge Sesán, Roly Serrano, Silvia Baylé /Distribuidora: Primer Plano / Duración: 96 minutos / Calificación: apta para mayores de 16 años.
Ópera prima de Gustavo Triviño, de larga trayectoria en la industria del cine argentino como operador de steadycam, De martes a martes cuenta la historia de Juan Benítez (Pablo Pinto), empleado textil en una pequeña fábrica y aficionado al físicoculturismo que es testigo inesperado de una violación. Hasta el momento en el que ocurre el delito, la película narra la vida rutinaria de Juan, el maltrato al que se ve sometido en sus trabajos (cuando no hace sobreturnos en la fábrica, aprovecha su cuerpo voluminoso para oficiar de seguridad en alguna fiesta privada) y su deseo de progresar económicamente. Después, el protagonista duda entre denunciar el delito o extorsionar al violador. Si bien la película termina con datos precisos sobre la cantidad de violaciones que ocurren en la Argentina y la baja tasa de denuncia que persiste -por temor o por vergüenza-, lo que se impone como eje de la historia es la alienación del mundo del trabajo. En De martes a martes hay empleados que trabajan mucho y ganan poco, mandos medios que los verduguean sin piedad y un empresario cuyo éxito económico no impide que lleve una oscura doble vida. La película retrata muy bien ese universo gris, frío, tan mecánico como los aparatos que Juan utiliza en el gimnasio, un espacio donde, se sabe, también mandan invariablemente las “rutinas”. Triviño le imprime otra dinámica al tramo final de la historia, cuando Juan debe decidir qué hace con eso que vio (la escena de la violación está resuelta formalmente de manera notable). Ahí los tiempos se aceleran, desaparece la repetición como norma y De martes a martes se transforma en un pequeño thriller cuya resolución no conviene adelantar. En esa semana que narra la película, un hombre común que ve muy lejos la posibilidad del progreso se enfrenta a un dilema moral. Y será justamente ahí cuando el peso de una existencia con horizontes bastante restringidos juegue un papel importante.

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