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Se realizó un homenaje al payador Gabino Ezeiza en Parque Patricios

Se realizó un homenaje al payador Gabino Ezeiza en Parque Patricios

Este miércoles 12 de octubre en el Templete de Parque de los Patricios se realizó un merecido homenaje al payador Gabino Ezeiza al cumplirse 100 años de su fallecimiento, en el evento se realizó un repaso  de la vida e historia la historia del payador Gabino Ezeiza. Ademas se hizo incapie en su trabajo y la importancia en la Batalla de los Corrales Viejos con una charla a cargo de Jorge Omar Volpe Stessens. Para el cierre hubo un desfile de artistas y guitarras, músicos, poetas, bailarines y cantores. Nació en San Telmo el 3 de febrero de 1858 y vivió en nuestro barrio, en la calle Azul 92, hasta su muerte ocurrida el 12 de octubre de 1916.  En el lugar existe hoy una panadería que lleva su nombre “Don Gabino” en cuya entrada una placa de bronce nos recuerda su grandeza. De ascendencia negra y cuna humilde, adquirió celebridad como payador y autor de más de quinientas composiciones, que el mismo interpretaba. Según se afirma, ya en el año 1872 incursionaba en el arte de la payada, siendo considerado el más antiguo y notable payador del Río de la Plata.

Sus virtudes y hazañas fueron famosas y frecuentes sus encuentros con otros payadores, en esa lucha verbal del contrapunto. Ezeiza se enfrentó con José Betinotti, en 1902, en un circo que funcionaba en Venezuela y Maza, en el barrio de Boedo. La justa terminó convirtiendo a Betinotti, que se iniciaba entonces en el arte popular, en discípulo de Gabino. Con anterioridad, en 1891, había sostenido con Nemesio Trejo una payada que resultó memorable.

La contienda duró tres noches.  Gabino Ezeiza tenía, al decir de Rodolfo Senet “una aptitud estupenda, increíble, para hacer versos. Los improvisaba, así, en el momento, y como tenía un oído perfecto para la medida, la cadencia y la rima, le salían sonoros”. Recuerda Senet que allá por 1900, estando él por Dolores, llegó Gabino a dar un recital de canto y guitarra. “Le propuse presentarle, ya que no existía contrincante, cuando empezara a improvisar, diversas imágenes en una pantalla de teatro, con el sistema de proyecciones luminosas para que él, que las vería junto al público, las describiera cantando. Gabino, sin averiguar los motivos que les serían expuestos, aceptó y el éxito alcanzado fue de tal magnitud que su actuación, programada para dos horas, duró el doble”.

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