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Comienzan las obras de restauración de la Iglesia de Santa Felicitas de Barracas

Comienzan las obras de restauración de la Iglesia de Santa Felicitas de Barracas

En uno de los templos más majestuosos de la Ciudad de Buenos Aires, la Iglesia de Santa Felicitas ubicada sobre la calle Isabel La Católica 520, entre las calles Brandsen y Aristóbulo del Valle, frente a la Plaza Colombia en el porteño Barrio de Barracas de la Comuna 4, comienzan los trabajos de restauración fue inaugurada el 8 de diciembre de 1898 y 121 años después recibirá una inversión de $15 millones, para su puesta en valor. Es un edificio único con tesoros arquitectónicos en su interior, pinturas, esculturas, vitrales franceses, altares, y hasta un órgano alemán de 1873. En un detalle no menor la iglesia del barrio de Barracas no fue pensada para venerar una figura religiosa, sino para honrar a una rica y aristocrática mujer del siglo XIX, Felicitas Guerrero, asesinada por un pretendiente, hecho que es considerado uno de los primeros femicidios conocidos del país. La dramática muerte de Felicitas Guerrero de Alzaga dio origen al templo que se levanta hoy en el popular barrio de Barracas. Felicitas, joven de 16 años contrae matrimonio con Martín de Alzaga, sobrino nieto del español que fuera fusilado en los acontecimientos que siguieron a la Revolución de Mayo. Quedando viuda a los veinte y cuatro años y después de un austero duelo se relaciona afectivamente con Enrique Ocampo, joven altamente conceptuado en los círculos sociales donde actuaba, pasado el tiempo, Felicitas inclinó sus sentimientos a favor de otro pretendiente, Manuel Sáenz Valiente. Enrique Ocampo no acepta esta situación y con la excusa de devolverle regalos y cartas tiene con Felicitas una violenta entrevista que termina con dos disparos en el cuerpo de la infeliz mujer; Felicitas muere al día siguiente, 30 de enero de 1872. Los padres de Doña Felicitas construyeron en su memoria la capilla que hoy admiramos. La construcción de la misma fue obra del arquitecto Ernesto Bunge. No posee un estilo definido, aunque la fachada ostenta reminiscencias neogóticas y neorrománicas. Elementos que se repiten en su interior. Es expresión del eclecticismo. La capilla impresiona por la originalidad de sus líneas, la esbeltez de sus torres y las figuras de ángeles dispuestas en simetría. En el vestíbulo se encuentran dos blancas estatuas de mármol de carrara. La de la derecha representa al yerno de los donantes, en el pedestal lleva la siguiente inscripción: “+ Martín de Alzaga – Marzo 17 de 1870”. A la izquierda la imagen de una madre con su hijo y en pedestal se lee “+ Felicitas G. de Alzaba – Enero de 1872”y “+ Félix de Alzaga – Octubre 3 de 1869”. Recordamos que Felicitas tuvo un hijo, Félix, que murió a los 6 años. El interior del templo es de una sola nave con crucero y cúpula. Este interior llama la atención por la riqueza de su decorado, el cual se basa en una buena combinación de mármoles, estucos, y pinturas de mérito. La bóveda del crucero ha sido decorada con escenas simbólicas en la que resaltan los dorados. El altar mayor, los laterales y el púlpito son de mampostería policromada. En los cuatro ángulos del crucero se encuentran las imágenes de los Apóstoles. La capilla posee tres altares: en el Altar Mayor esta la imagen de Nuestra Señora del Rosario, en el lateral izquierdo la imagen de Santa Felicitas mártir que fue sacrificada junto a los siete hijos. En el altar lateral derecho se halla la imagen de San Martín de Tours, patrono de la ciudad de Buenos Aires. Los vitrales son de origen francés y el piso de mosaicos españoles. Las lámparas del templo, con numerosos caireles de cristal aún conservan sus tubos de gas de carburo. En la antesacristía se pueden ver los bustos de los donantes: Doña Felicitas Cueto de Guerrero y Don Carlos J. Guerrero. La Iglesia de Santa Felicitas fue abierta al culto el 30 de enero de 1876, en ocasión de cumplirse el cuarto aniversario de la trágica muerte de la señora de Alzaga. En los jardines aledaños existe una reproducción de la Gruta de Lourdes, obra dirigida por el ingeniero G. Kreutzer. Fue inaugurada el 8 de diciembre de 1898 y las esculturas se deben al artista italiano Juan Bellotti. El templo fue cedido en donación a la ex Municipalidad de Buenos Aires en agosto de 1993. Desde el 25 de diciembre de 1996 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sede al uso y el goce del templo, por medio de un convenio al Arzobispado de Buenos Aires.

 

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