Con un acto en el tradicional parque porteño y una movilización hacia la plaza Martín Fierro se recordó los 100 años de la “Semana Trágica”, esos en que los trabajadores de esta parte de la Ciudad lucharon con coraje en defensa de sus derechos y sufrieron una vergonzosa y feroz represión que generaron centenares de muertes y millares de heridos. La historia relata que hace 100 años, más exactamente en la semana del 7 al 16 de Enero de 1919, Buenos Aires ardió por el enfrentamiento de los trabajadores de la fábrica Kriegar Vasena contra los oligarcas dueños de la misma, dueños del país, gerentes de Inglaterra trabajando en la Casa Rosada…. No suena demasiado lejano de nuestra penosa realidad actual. Ofrecemos un breve repaso por lo que fue esta gesta revolucionaria que dejó un saldo de más de 700 compañeros muertos, más de 4.000 heridos. Podemos decir que este evento se desató el 7 de enero cuando los trabajadores de la fábrica metalúrgica iniciaron un piquete, impidiendo la entrada de materia prima al establecimiento. Pero en los camiones no había choferes sino oficiales de la policía que abrieron fuego contra los trabajadores, dispersando y generando el pánico más absoluto en las calles. Se produjeron las primeras 4 bajas, todos ellos atacados en las inmediaciones del barrio de Parque Patricios, cuando estaban caminando o en sus hogares. Los trabajadores reclamaban mejoras salariales, reducción de la jornada laboral a 8hs y la reincorporación de aquellos despedidos por acción sindical. Hubo una reunión suspendida por los patrones que no llegó a ningún puerto, por lo que el paro no se levantó. Las calles ya estaban prácticamente desiertas a causa del espanto provocado por la represión policial. El día 9 salió un cortejo fúnebre que recorrió la avenida Corrientes hasta el Cementerio de la Chacarita, donde les darían sepultura a los mártires obreros. Pero la orden de la Casa Rosada, respondiendo al pedido emanado desde la embajada de Inglaterra (con quienes las relaciones comerciales eran fundamentales en el modelo agroexportador de la época, pensemos que estamos en plena post 1er guerra Mundial) fue reprimir nuevamente durante el trayecto a pie, y ya en el cementerio mientras hablaba el dirigente Luis Bernard, surgieron de sus escondites miembros de la policía y del ejército que comenzaron a disparar sobre la multitud. Era una emboscada. La gente buscó refugio donde pudo, los sobrevivientes fueron empujados a sablazos y culatazos hacia la salida del cementerio. Según los diarios, hubo 12 muertos y casi doscientos heridos. La prensa obrera habló de 100 muertos y más de cuatrocientos heridos. Nosotros estamos con la segunda estadística, porque al poder nunca le gustó relatar verdades.
Al día siguiente se intentó retomar el diálogo pero ya los obreros no estaban tan dispuestos y la comitiva fue atacada, el propio auto del jefe de policía fue incendiado por la multitud. La respuesta no se hizo esperar: un grupo de 100 bomberos y policías armados hasta los dientes dispararon sin contemplaciones sobre la multitud, provocando 24 muertos más y 60 heridos. En toda la ciudad se produjeron actos de protesta expresando la indignación de los trabajadores por la acción represiva del Estado.
Finalmente el 11 de enero el gobierno radical llegó a un acuerdo basado en la libertad de los 2000 presos, aumento salarial de entre un 20 y un 40 %, según las categorías, jornada laboral de 9hs y la reincorporación de todos los huelguistas despedidos. El lunes 20 se retomaron las tareas habituales en la Fábrica y la ciudad ya estaba “normalizada”.
Las familias de los mártires no fueron apoyabas económicamente y quedaron sumidas en la pobreza, sólo con la solidaridad de los trabajadores. El gobierno radical se apuró en felicitar el accionar de las fuerzas represivas y alentarlos en un espíritu de patriotismo y lucha contra el enemigo subversivo que dos años atrás había levantado la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética en el país más grande del mundo y mediante una Revolución que hoy, a 102 años, todavía conmueve al mundo aún caída.
Se hicieron declaraciones donde se dejaba en claro la solvencia del país y la seriedad con la que se cuidaban los capitales extranjeros como los ingleses, y como postre, el 16 de Enero del mismo año se oficializa la ya activa “Liga Patriótica Argentina”, que básicamente contaba con apoyo y financiamiento del Estado y las familias “de bien” aportaban con sus hijos valientes y nacionalistas que se dedicaron a asesinar y perseguir a los trabajadores, barrio por barrio, todos los días. Terrorismo de estado como ya lo conocemos, que cambia de forma pero no traiciona su esencia de clase, su sed de sangre obrera y campesina.