Conexion Ciudad | Argentina. La culpa no es del wifi
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Argentina. La culpa no es del wifi

Argentina. La culpa no es del wifi

La pandemia visibilizó la falta de conectividad en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires. Estudiantes sin clases virtuales ni cuadernillos; y docentes, madres y padres sin respuestas del Estado. En un atardecer de invierno en la Villa 21-24 de los barrios de Barracas y Nueva Pompeya, Nelson Santacruz, estudiante de periodismo e integrante de La Garganta Poderosa, se sube al techo de su casa para poder tener un poco de señal en su celular. Necesita hacer una monografía para la facultad, pero en su hogar no solo no hay señal estable, tampoco hay computadora, y mucho menos wifi. Nelson se sienta sobre una bolsa de piedras que hay sobre la losa y, una vez que la señal aparece, continúa con el libro de 200 páginas que tiene que leer para poder hacer el trabajo. Todo, absolutamente todo, lo hace desde el celular, mientras espera que, esta vez, no se vuelva a cortar la luz ni se prendan fuego los postes eléctricos de las calles, como viene ocurriendo casi todos los días desde que empezó el invierno en las villas porteñas. El joven reflexiona: “La falta de conectividad viene perjudicando la posibilidad de estudiar en los barrios desde hace tiempo, y además de ese derecho ahora con la pandemia también se están vulnerando otros, como por ejemplo el de la alimentación, al no poder realizar trámites como la IFE; o el de la salud, al no poder sacar turnos médicos. En los barrios populares estamos pasándola absolutamente mal, y en eso también se perjudica la continuidad pedagógica, porque de repente nos falta la luz por tres días seguidos, o tenemos solamente dos horas por día. A eso hay que sumarle el frío, el hambre, ¿cómo hacés para seguir estudiando así? Los chicos de la primaria están perdidos, y los padres y los docentes colapsan porque ya no saben qué hacer”. Junto al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, el 20 de marzo entró en vigencia la suspensión de las clases presenciales en todos los niveles educativos del país. En consecuencia, todo el primer cuatrimestre del año se desarrolló de manera virtual mediante el Plan de Educación a Distancia que impulsó el Estado Nacional. En los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires, la llegada de la pandemia agravó la pobreza estructural y con ello el conflicto por la conectividad y el acompañamiento integral educativo: “Los padres y madres están con mucha angustia porque sus hijos no pueden seguir estudiando o porque sienten que perdieron seis meses de clases al no poder contar con las herramientas informáticas básicas para realizar la educación a distancia”, dice Jonatan Baldiviezo, abogado en Derechos Humanos y fundador del Observatorio del Derecho a la Ciudad.  Sobre nota de Laura Litvinoff publicada en Kaos en la Red

 

 

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