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Socios del club Darling resisten y apelarán a la Corte Suprema

Socios del club Darling resisten y apelarán a la Corte Suprema

Socios del histórico club Darling resisten y apelan a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y advirtieron que no permitirán de ninguna forma el avance de un negocio inmobiliario sobre su club: la polémica surge porque el Gobierno nacional sede un lote de terrenos a la ciudad para ser subastados y esto afecta a una parte de la centenaria institución deportiva. Ubicado en Brasil 50 El Darling no piensa moverse ni un centímetro de lo que consideran es suyo por historia y derechos, y  sus directivos ya presentaron un recurso de amparo para frenar la venta del predio y una demanda contra la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), que ejecuta los remates, de esta forma un tercio de su sede lo que queda en el polígono donde se planea el desarrollo, delimitado por las avenidas Brasil y Pedro de Mendoza, y las calles Gualeguay, Caboto y D’Espósito. El plan oficial para venderlo. El Proyecto Catalinas Sur aspira a quedarse con parte de los terrenos del club y poder construir allí edificios de entre 60 y 75 metros de altura. El Presidente del Darling Daniel Calabrese que hoy cuenta con 800 socios critico durante el accionar del GCBA y explicó que en septiembre una demanda contra la AABE ante el fuero federal contencioso administrativo, y también un recurso de amparo para que se frenara la venta de los terrenos. Así, buscan hacer valer la Ley de Clubes de Barrio, la 27.098, que da protección especial a las entidades deportivas que funcionan sobre tierras del Estado. El recurso de amparo fue rechazado, pero desde Darling apelaron. Otra vez, la respuesta fue negativa. Por eso, “en febrero hicimos la recusación de los jueces de la Cámara de Apelaciones porque queremos llevar el caso a la Corte Suprema”, informó el presidente, el club cuenta con fantásticas instalaciones con 13 canchas de tenis, su pileta con solarium y su gimnasio, en un predio arbolado de casi tres hectáreas. Además de la práctica de sus afiliados, el club alberga una intensa actividad social, a través de programas de iniciación al deporte para chicos del sur porteño, y jornadas deportivas solidarias para los que viven en la Villa 31 y la Isla Maciel. Ese predio tenía fecha de subasta para el 23 de abril, con un precio base de US$ 45 millones. Pero finalmente la venta se suspendió por tiempo indeterminado. Haciendo un poco de historia: En el transcurso del año 1918, un grupo de 25 personas, miembros de familias tradicionales del barrio de La Boca, y aficionados a un deporte en ese momento poco difundido: el tenis, decidieron, con gran entusiasmo e indescriptible empeño, fundar un club para su práctica. Así fue que, después de muchas negociaciones, lograron que la empresa “Las Catalinas”, les cediera en forma precaria una fracción de terreno, colaborando en tal sentido los señores Adolfo Orma, Carlos Lockward, Carlos J. Lailla, G. Webatac, Juan Mendieta, José Domínguez y Ángel Capurro – directores de la empresa citada y deportistas entusiastas – ubicada en la calle Almirante Brown, entre Dulce y Salada. Comenzar de cero a construir un club de tenis, contando sólo con el predio prestado, era algo muy cercano a lo imposible. Este pequeño grupo de personas, encabezadas por Manuel J. Castagnola, Daniel Cazenave y Arquímedes P. Penco, no sólo pusieron todo su entusiasmo, sino que además trabajaron como simples obreros y aportaron dinero de su propio peculio. Así, el 11 de abril de 1918, estos hombres fundan el Darling Tennis Club, bajo la presidencia de Juan G. Castagnola, acompañado por el señor Andrés Ossainak, en el cargo de vicepresidente, Rogelio Bianchi como secretario, y Lucas D. Vucassovich como tesorero. Es en ese momento en el que también deciden sobre los colores distintivos de la institución, eligiendo el azul, amarillo y granate, y el escudo de fondo, azul con letras granates y redondel amarillo. Elaboran, además, los primeros estatutos y reglamentos que, unánimemente, son aprobados por la Comisión Directiva. Como señala el ex presidente de la institución, el Doctor Juan José Fornasari, en su Prólogo al trabajo extraordinario realizado por el también ex presidente Juan Manuel Stagnaro, con documentación de Vicente Berrutti, y colaboración de Luis Pistoia: “Contemporánea a otras asociaciones, como la Unión de la Boca y la mutual Giussepe Verdi, el Darling Tennis Club se instaló en los terrenos que hoy ocupa el Hospital Cosme Argerich. Imbuidos en el espíritu generoso de la época, sus fundadores, haciéndose cargo de la inquietud de una serie de vecinos y amigos, decidieron organizar esta Institución y dedicarla a la práctica social del tenis. Se constituyó jurídicamente como una Asociación Civil sin fines de lucro, como tantos otros clubes. Ello permitió que ocurriera un milagro que permanece hasta nuestros días, debido especialmente a un hecho insólito, tanto para nuestro país como para el mundo: la existencia permanente de diez socios del club que desinteresadamente y en forma gratuita cuidan los intereses del resto de los asociados, formando parte de la Comisión Directiva.

 

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