Nueva Pompeya cumple 122 años y habrá festejos

Nueva Pompeya cumple 122 años y habrá festejos

El barrio de Nueva Pompeya conmemora su 122º Aniversario este lunes 14 de mayo con  un evento en la  Plaza Tronconi ubicada en Avda del Barco Centenera y Tilcara en el horario de 9 a 13 horas. Participaran escuelas de nivel primario y secundario con sus respectivas fueron convocados referentes culturales como el Centro Cultural Homero Manzi y el Grupo de Teatro Comunitario de Pompeya para que puedan exponer alguna de sus performances musicales.
También se convocará a la Banda de Música de Policía, Bomberos de Nueva Pompeya, Museos Manoblanca y Museo Porteño de Pompeya.
Desde la Comuna 4 también se informó que estarán presentes efectores del Gobierno de la Ciudad: Estaciones saludables, Dirección de la Mujer, Defensoría de Niñez, Servicio Social Zonal, Punto Verde Móvil. Participarán instituciones y vecinos en general a participar de este evento que contara con la presencia de la historiadora pompeyana Analia Aprea.
La finalidad de este acto está centrada en procurar la identidad barrial y fomentar la participación vecinal, para ello también se plantará un árbol de olivo por la Paz.

Barrio de tango. Así lo bautizó el poeta Homero Manzi, y el nombre se ajusta perfectamente al perfil del barrio. El tango, nacido en el suburbio orillero, tiene en Pompeya uno de los primeros lugares de crecimiento y expansión. Como es sabido, no existe consenso entre los historiadores sobre cual habría sido el sitio de la fundación de Buenos Aires, es así como algunos, basados en las notas del padre Guillermo Furlong, la ubicarían en la zona de los Hospitales Penna y Churruca, y el desembarco se habría realizado en las cercanías del actual Puente Alsina.

Destruido ese primer asentamiento, y producida la segunda fundación de Buenos Aires por don Juan de Garay, las tierras de este barrio, bajas y anegadizas, no fueron adjudicadas y quedaron en manos de la corona. Es así como estas tierras fueron pasando de mano en mano hasta que llegaron a Bartolomé Burgos, quien diera el nombre al vado que pasó a llamarse, Paso de Burgos.

Era una zona poco poblada y de quintas, sin embargo, fue adquiriendo importancia por ser uno de los pocos lugares en que era posible atravesar el Riachuelo, era una zona estratégica y una puerta de entrada para los que venían desde el sur. Por otra parte, hasta esa altura del Riachuelo era posible navegar, razón por la cual se facilitaba el contrabando, una de las formas de comercio más activas en la época del Virreynato.

A fines del siglo XIX, la zona comienza a crecer. Favorecida por la instalación de los mataderos, se desarrollaron a su alrededor saladeros, curtiembres e industrias relacionadas derivadas de la actividad de los mataderos. Más adelante, ya a finales del siglo, con la llegada de la inmigración y el crecimiento de los medios de comunicación, el barrio tomó un gran impulso y crecimiento convirtiéndose en una de las zonas más industriales y pobladas de nuestra Ciudad.