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La Casa Santa Cruz 140 resiste el desalojo

La Casa Santa Cruz 140 resiste el desalojo

Con la publicación de una extensa nota titulada #NoAlDesalojo Casa Santa Cruz 140, el ejemplo de una política de Estado, los habitantes del predio donde supo funcionar hace mucho tiempo una fábrica textil en el barrio de Parque Patricios en la comuna 4 de la ciudad de Buenos Aires, resisten el desalojo.

El desalojo a Casa Santa Cruz (CSC) tiene sentencia firme desde el 2017, firmado por el juez Fernando Jorge Virginio Cesari del Juzgado Civil N°60, sin haber llegado a una solución definitiva para las 106 familias que allí habitan, ya sea dentro o fuera de CSC. Sin embargo, este caso está lejos de ser una excepción: solo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) 226 mil personas habitan viviendas con algún grado de irregularidad y la Cámara Civil recibe ocho juicios de desalojo por semana, como en este caso que se encuentra en juicio desde el año 2010.

Gentrificación: expulsar a los sectores populares hacia la periferia

“Gentrificación” es un término acuñado por Ruth Glass para caracterizar la llegada de sectores acomodados de la sociedad y la expulsión de los antiguos habitantes hacia la periferia del centro londinense. Gentry, en inglés, además hace referencia a la burguesía rural británica, aunque también se usa peyorativamente para referirse a “gente bien”. Sin embargo, este término no tiene la misma connotación en todo el mundo, ya que cada proceso de “revalorización urbana” tiene sus particularidades.

En América Latina se observa que el agente gentrificador por excelencia es el capital inmobiliario, siempre en busca de nuevos beneficios. No es la oferta y la demanda lo que explica la segregación residencial, ni tampoco el recambio del mercado laboral el que explicaría la elitización de los barrios, sino la implementación de políticas públicas clasistas que obligan al desplazamiento de los sectores vulnerados para quedarse con sus espacios y que cada vez adoptan estrategias más violentas contra elles. Es el reflejo de la complicidad político-empresarial restructurando la ciudad en pos de un claro proyecto de clase.

La situación de Parque Patricios, Comuna 4

La creación del Distrito Tecnológico de Parque Patricios fue oficializada en 2008 con la sanción de la Ley 2.972, la cual prevé una serie de incentivos y beneficios para aquellas empresas de Tecnología de Información y Comunicación (TIC) que se radiquen en el barrio. Por un lado les evitan los pagos del Impuesto sobre los Ingresos Brutos, el Impuesto al Sello, del Impuesto al Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL), subsidios no reintegrables para financiar hasta el 50 por ciento del costo de la obtención de certificaciones de calidad y líneas de crédito preferenciales del Banco Ciudad. Estos NO impuestos, le ha costado unos 200 millones de dólares al Gobierno de la Ciudad, aunque el número puede ser mayor ya que hay un encubrimiento por parte del Estado para con esta realidad que ha traído 341 empresas radicadas en Parque Patricios.

Aunque este no es el único distrito que se ha creado, también se encuentra el de las Artes (La Boca, San Telmo y Barracas), el Audiovisual (Colegiales), el de Diseño (Barracas). La Ciudad de Buenos Aires, centro económico y financiero del país, va borrando los hogares del mapa y se va convirtiendo lentamente en un tablero para atraer inversiones nacionales, internacionales, pero por sobre todo del sector privado. Devuelta, la reestructuración de la ciudad en función de un proyecto de clase.

De la misma forma, no se olvidan de acelerar la llegada de mano de obra ahora cada vez residiendo más lejos de sus puestos de trabajo: extensión de línea de subtes (como la Línea H en Parque Patricios), circuitos de “EcoBici”, la creación del Metrobús de 9 de Julio, el Metrobús del Bajo, la compra de trenes con asbesto de la línea B de subte.

Además, esto va acompañado de una estigmatización de la forma de apropiación del espacio público de los sectores suburbanos/obreros/marginados y con identidad étnica-racial, tildandolos con algún grado de ilegalidad. Es por esto que hemos visto en los últimos años el protocolo de detención LGBT+ dentro de la Ciudad de Buenos Aires impulsado por Juntos por el Cambio, las contravenciones a la venta ambulante y a cualquier estrategia de supervivencia, la pseudo privatización de plazas y parques enrejados (prestando concesión de espacios públicos a empresas privadas multinacionales que montan cafeterías, cervecerías o similares en los mismos) y la modificación de la ley 5688 de reconocimiento facial en la Legislatura porteña impulsada por los legisladores del Frente de Todos. Tecnología que da altos casos de falsos positivos, llegando al 96% de personas mal identificadas en CABA, sobre todo en personas negras o marrones, profundizando los procesos de racialización. Empresas como IBC, Amazon y Microsoft dejaron de ofrecerla por los usos racistas que las fuerzas de seguridad le daban ante las protestas del Black Live Matter en distintos puntos del globo.

Habitar contra el capital

La forma de mapear las ciudades es parte de una operatoria para redistribuir las desigualdades estructurales en pos de negocios privados. Ante ello, presentamos resistencia. Nuestras urbes, nuestros hogares, no están al servicio del capital. Habitamos nuestros territorios, construimos nuestras casas, alimentamos nuestros sueños.

 

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