Conexion Ciudad | El Globo se quedó con el clásico y Parque Patricios fue una fiesta
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El Globo se quedó con el clásico y Parque Patricios fue una fiesta

El Globo se quedó con el clásico y Parque Patricios fue una fiesta

En denominado clásico de barrio más grande del mundo esta vez el que festejo fue del Quemero con un claro triunfo en un partido intenso y polémico, en el que se impuso por dos a cero a un San Lorenzo de muy pálida imagen. Huracán jugó el clásico como hay que jugar los clásicos. Con seguridad y el objetivo bien claro, construyó su juego para alcanzar la victoria y consiguió esos tres puntos del torneo que siempre valen mucho más. Si bien durante algunos minutos el protagonismo fue repartido, de a poco Huracán fue haciéndose de la pelota y del ritmo del juego. La mayor parte de las jugadas de riesgo fueron del local y, si bien no habían sido tan claras, el gol se veía venir. A los 26 minutos, un muy buen quite de Ibáñez en mitad de cancha derivó en un centro del Droopy Gómez que Barrios mandó a la red. A partir de ese momento, el Globo logró que el juego desordenado de San Lorenzo fuera cada vez más desorden y cada vez menos juego. Se veía venir en el segundo tiempo un Huracán retrasado en su campo tratando de jugar con la desesperación de San Lorenzo. Le dejó la posesión del balón pero le impidió el paso más allá de tres cuartos de cancha. Si había inquietud respecto al resultado fue más por la diferencia mínima que porque realmente San Lorenzo se estuviera acercando al arco. El segundo de Huracán llegó en el momento justo para liquidar el partido y disipar todas las dudas. A los 37, Coniglio tomó el rebote de un córner en el borde del área chica y con un remate mansito selló el resultado definitivo. Se anticipaba un partido parejo, quizás sin muchas emociones por el pobre recorrido que estaban teniendo ambos equipos en el torneo, pero Huracán se encargó de que no fuera así. Empezó a sentenciar la victoria cuando salió a la cancha decidido a ganarlo. Tuvo la pelota el tiempo suficiente como para convertir el primero, que con tres toques y una resolución rápida casi sin pasar por el mediocampo ejemplifica a qué jugó Huracán. Después, se hizo cargo de mantenerse firme atrás y cerrarle los caminos a San Lorenzo. La defensa tuvo un rendimiento muy parejo, con el que pudo sostener el arco en cero sin sustos. Los mediocampistas fueron más un respaldo para la tarea defensiva que otra cosa. Permitieron ese juego de rápidas transiciones, pero quien mejor entendió cómo interpretarlo fue el Droopy Gómez. Adelante, Huracán no tuvo fallas en ese aspecto que suele complicarle los partidos: la definición. Ambos centrodelanteros, el titular y el suplente, convirtieron goles haciendo valer el olfato de 9 que tanto necesita este equipo. Tanto la hinchada como los jugadores necesitaban esos dos gritos de gol (algunos más que otros, como Barrios) y esta victoria. El empuje anímico de ganar el clásico, y sobre todo a tan poco tiempo del mal comienzo de torneo que tuvo Huracán, es importantísimo.

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